Rob Arteaga ( * )
Cuando fallece un ser querido puede causarnos un shock emocional. Y claro que es difícil aceptar que esa persona ya no estará más con nosotros. Incluso suceden síntomas de depresión o resentimiento por algo que no resolvimos con el fallecido. Hay gente que hasta reporta sentir dolor físico durante los momentos más difíciles. Lo que se desarrolla son conexiones neuroquímicas con las memorias de esa persona. Cuando se rompen esas conexiones se interrumpe la actividad del cerebro que puede llegar a causar dolor físico. No hay cómo escapar el dolor de la ausencia, es parte del proceso para llegar a la última parte que es la aceptación para después seguir adelante.
Al principio es importante darnos tiempo para estar en luto. Ese tiempo es importante porque es la manera de desahogar la tristeza que sentimos y si nos hacemos los fuertes sin darnos la oportunidad de expresar ese sentimiento, puede herirnos más que si no nos damos ese espacio. Es sano que salga el llanto porque lo opuesto puede resultar en un cargo emocional que se estanca con nuestro ser y que nos afecte más a la larga. Entre más aceptamos el hecho que es normal que nos vamos a sentir mal, más fácil es empezar a superar este momento difícil para nosotros. Es como quitarnos el peso de encima de querer estar bien en el momento porque no vamos a estar bien por un tiempo.
Durante este tiempo es recomendable mantener un círculo social positivo y no aislarnos. Si no tiene amigos o familia cerca, busque un grupo de apoyo. Existen organizaciones que se especializan en apoyar a familias que han sufrido la muerte de un familiar. Por ejemplo, en Houston, Bo’s Place es una organización que tiene grupos de apoyo gratuitos específicamente para familias que han perdido a alguien. El saber que uno no está solo con el dolor, alivia el peso emocional. Otro de los beneficios de conectarnos con más gente que ha pasado lo mismo es que nos da esperanza al saber que sí se puede regresar a la normalidad aun después de una tragedia como lo es el perder a una persona.
Tampoco deje de cuidarse a usted mismo en este proceso. La tristeza es fuerte en estos momentos. El sueño se interrumpe y si este es el caso busque descansar durante momentitos durante su día. Acuérdese de comer bien, ya que el alimento y el sueño son factores importantes que influyen en nuestra habilidad de tolerar estrés. Hacer ejercicio también ayuda en momentos difíciles. Estudios muestran que gente en buena condición física tienden a tener mejor habilidad de tolerar situaciones emocionales difíciles. Y si acaso no es posible ejercitarse, salga a caminar en la naturaleza. Existen evidencias que al salir diariamente en la naturaleza entre 15-20 minutos diarios disminuyen los efectos de la depresión en casos clínicos.
Para concluir quisiera también agregar algo común en estos casos. Si uno no se pudo despedir de ese ser querido o por alguna razón no pudo asistir los servicios fúnebres, puede ayudarle tener su propio ritual para despedir a esa persona. Esto puede ser simplemente hacer oración por esa persona o tal vez escribirle una carta para poner en su tumba, etc. Pero como el enterrar se ha sido un ritual para despedir a alguien, podemos reemplazar esa tradición por nuestra propia cuenta para que nos ayude a cerrar ese capítulo de nuestra vida. Igual no siempre es para eliminar el dolor pero si ayuda para darle un final más formal a un proceso que es inevitable y que todos tendremos que pasar, en algún momento de nuestra vida.
Psicoterapeuta en Houston.